martes, 19 de junio de 2007

...guanatos

Vamos a pensar que estoy en el mismo cuarto, con la misma pantalla rebanándome los ojos sin tocarme la nariz, con los mismos libros que ya no tienen más páginas que esas dos que llevan abiertas desde Guadalajara, desde el inicio de mi Novela de Paso, desde que intenté rescatar a Juanito guardándome la mota en los güevos. Esas mismas páginas que sabes de memoria. Ahora pensemos que el calor es insoportable, que lo que más suda son las manos. (porque las manos sudan impacientes sobre el teclado... es desagradable, es definitorio) No me imagino a Huidobro con sudor en las manos, si a Vallejo. Es como Hemingway y Faulkner. Las manos de Faulkner sudaban frío, ¡me vale madres! Imaginemos que mi generación olvidada vuelve, todos serán reconocidos algún día después de su muerte; tres cosas fatales. Medios círculos inevitables, los círculos apestan.
Ahora el cursor parpadeando, Nayely, parpadeando, Siul, parpadeando, Memo, Leroy, parpadeando. Coral odiaba los cursores, casi lo entiendo. Si las cosas se aprenden, ahí aprendí algo... lo único que sé si algo se sabe.
Pensemos que la nostalgia reconoce y atrapa, que los años se resuelven en instantes alterados, Marge sabe que es imposible que suceda en otras situaciones.
Volvamos a mi cuarto, a la espalda-espada, a la batalla épica entre las distancias y mi paciencia. Ataco a los segundos inhumanos como a mosquitos, con la barba, con las uñas y los ojos tristes... siempre he dejado de llorar, por eso son tristes con el tiempo y yo vomito relojes y cumpleaños.

1 comentario:

Pach dijo...

muy leeido lo de vomitar relojes y cumpleaños... me gustoo .. pero aun no logro entender tu odio hacia esa persona......besos pachianos