lunes, 30 de agosto de 2010

laberintismos

Ensayo III

Santiago reconoció al Negro saliendo de un baño del VanGo, se levantó de la barra con un güisqui en la mano derecha y se fue colando entre la gente hasta que empezó a caminar a un lado de él.

-Güey, no voltees... se llevaron a Lorena,
-¡Qué?...
-Sí, ayer... esto ya se puso del carajo
-Sí loco, de hecho todos lo andan buscando
-Un paro
-Lo que sea, compadre...
-Te veo mañana en los gorditos a las once
-Yastá... y ¿cómo anda?
-Jodido

Santiago regresó a la barra, pidió otro Jack con agua mineral y caminó a la salida de emergencia, el Negro se fue abriendo paso entre la gente hasta que llegó a su mesa y se quedó parado junto a uno de sus escoltas.

-Maik...sigue a Santiago
-Yastá patrón.
-Ese cabrón es mi carnalito... cualquier pedo, me vale madres, es tú bronca
-Seguro
-Ah, güey... a mi jefe naa de nada.

El guarro salió caminado del antro por la misma puerta por donde se había ido Santiago.

jueves, 26 de agosto de 2010

laberintismos

Ensayo II

-Esta novela de paso está terminando con mis riñones carreteros.
-La Novela, como siempre... na que ver con abrir las puertas equivocadas, recular... llenar todos los vasos e incendiar tu departamento.
-Nada, es la novela... prometo
-Hermano, llevas en esa silla dos semanas... no es reclamo güey, pero apestas hasta las escaleras del edificio.
-Naa, es el olor a humo que se quedó después del accidente.
-¿Accidente?, hiciste una fogata de poemas arriba de tu alfombra
-Y la hubiera hecho de poetas, pero no encontré a ninguno...
-Ja, te debiste de haber mudado a la condesa..
-Ahí más fácil, claro... prometo limpiarme hoy
-Y vestirte,
-Mmmh, ok
-A sí, sólo porque viene ella...
-¿ella quién?

laberintismos

Ensayo I

Eres pensamiento recurrente desde siempre, compruebo el odio morboso a no ponerme atención y dedicarme a lo otro, lo demás... lo sencillo. Sucede que no puedo dejar de suponerte ni quiero. Noches bonaerenses, bares del sur, hoteles del mundo... primaveras infinitas de otoño en tus ojos de frío. Y no sé si lo que tengo es arrepentimiento o gusto atrasado. Gusto porque sé que eres tú, porque ahora te debo más que nunca sin sentirme culpable.
Anoche volví de mi letargo adolescente (como ves todo lo que soy viene con demora), y fue otro destello del migo... en la casualidad de los espejos donde jamás me he podido reflejar.
Y entiendo que debo luchar por salir de aquí antes de ahogarme, aunque por lo pronto me conformo con la ventaja en mi debo sobre esta inconstancia de cordura.