miércoles, 16 de enero de 2008

trayecto

Ahora la novela de paso viaja en tren, dos horas y medio de letras-trayecto entre Madrid y Salamanca. He dejado los puertos hace semanas pero sigue la inexplicable necesidad de tener una ruta de escape, la salida a menos de cuatro pasos. Es como cuando despiertas de un sueño perturbador, de la pesadilla que nos atormenta en las noches, no encuentro nada más oportuno. A todos nos gusta esperar al momento exacto, aguantar hasta el umbral de la angustia. Entonces jalamos una bocanada desesperada y brincamos de la cama exaltados a instantes de lanzarnos al vacío, a tres centímetros destrozarnos las piernas, a segundos de morir ahogados, a un impulso de dispararle a nuestro viejo entre los ojos. Así se completan los relatos caminando por los muelles o esperando el último tren en la estación, armamos las situaciones en busca del momento en el que habremos de arrepentirnos, pero no se puede regresar a los quince, eso seguro. Los trayectos se van haciendo tristes por lo nostálgico de nuestra generación. Y todos comentemos errores, el problema es que a mí se me escapan de los ojos. Viene un personaje diferente.

1 comentario:

hada asesina dijo...

Futuro diario del chico de la novela de paso...
Domingo 27 de enero. 12 pm, al salir del partido de futbol llegué a casa y pegué otro texto en mi blog.