martes, 24 de julio de 2007

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Cuando llegué a la mesa susurré a su espalda el siguiente verso. Me niego a sólo pensar poesía y encontré las palabras recordando a mi abuelo. Al viejo le dio por caminar recitando a Mario antes de morir. Susurré porque los versos se hablan y ella volteó sin dejar de leer el poema aunque sus ojos se quedaron en mi cuello, quizás trataba de asfixiarme. Yo pasé saliva y caminé hasta el lugar que quedaba frente a ella, me senté, apuré mi güisqui sin dejar de ver sus hombros descubiertos y esperando a que terminara la lectura. Cuando calló yo quise decirle “Emilia”, pero su mano izquierda se acercó a mis labios sólo para quedarse por un instante en el descuido de mi barba, entonces empezó a recitar su soledad y yo encontré esa angustia afrodisiaca en todo, sentí que leía de mis manos cuando aparecieron los otros en su historia, sus demás. Terminé otro güisqui. Después escondió sus dedos bajo la mesa y antes de que pudiera dejar de hablar yo me paré para pedir otro trago y arrancarle un beso. Nada, giró y yo empecé a convencerla de su personaje, de que revivíamos una incorregible coincidencia. Le dije, mientras me sentaba, que aquella vez era otro bar, los tragos eran más y su falda mucho más corta, que nunca había querido quitarle la ropa a nadie como a ella. Que me acerqué para invitarle el trago que ella me pidió sin conocerme. Para convencerla le juré que tenía un lunar cerca del pezón izquierdo, que esa vez entre sus sábanas descubrí tres páginas de mi novela depaso. Que todavía amanezco sonriendo cuando pienso en los gritos de los vecinos. Ella no dijo nada, separó ligeramente las piernas debajo de la mesa y siguió escuchándome sin dejar de mover los labios en los que yo reconocía el siguiente poema de la noche. Terminé el monólogo argumentando que después de esa noche, de días, donde nos matábamos y despertaba sin ella, jamás regresé a mi piso. Que salí de su cama y de su máquina de escribir para perderme en esta ciudad hasta encontrarla de nuevo. Hubo un silencio medido y empecé a respirar violetas.

7 comentarios:

hada asesina dijo...

esclavos del librito azul. buscaremos la forma
zombie confusa

hada asesina dijo...

listo!

Anónimo dijo...

sè que estàs en tu derecho mas quiero que sepas que es muy bueno y espero lo conserves.

hada asesina dijo...

te han raptado "reencuentro"? era muy bello! zombie lucha para que no te atrapen!

Anónimo dijo...

vamos, apuesto por ti.

hada asesina dijo...

ya estuvo bueno no??

hada asesina dijo...

mira kien lo dice! estaba en un pequeño letargo. ya volveré!