viernes, 9 de noviembre de 2007

4/4 +2

Por fin la encuentras sentada en la mesa escondida del café, leyendo Cortázar, su posición sugiere Cortázar: la frente sobre su mano derecha... la izquierda al centro del libro. A ti te gusta que lea mientras tú lees entre sus piernas de otoño. En eso estás –en sus piernas de otoño- cuando escuchas a alguien que grita tu nombre. Te detienes esperando que sea un error, el efecto de las cervezas y la calle a reventar. Volteas a todos lados, cuando vuelves aparece el “hombre-teatro”, nunca pudiste aprenderte su nombre pero dirige un taller de poesía al que tú asistías. Dos preguntas, que cómo van tus cuentos y el infantilismo, que si sigues creyendo que la poesía-poesía es imposible y que aparece como cuento-poesía. –Sí, todo salvo Enrique Lihn, pues No hubo dolor en el momento justo... tienes prisa y a él le desagrada el olor a cerveza, tu cerveza: un poeta inalterable, es repugnante. Volteas, ella sigue en el mismo lugar. Ahora caminas para cruzar la calle. Sus ojos en la página diecisiete aunque sospechas que de alguna manera te viene siguiendo desde hace mucho.
-¿Qué tal? – susurras cuando se levanta y te besa.
-vienes tarde...
-sí, ¿nos vamos?, esta mochila me está matando y necesito acostarme contigo.
-¿ahora?
-tú ¿quieres? –volteas a verla a los ojos.
-no
-puedo leerte algo –te tiemblan las manos, te sientas y sacas un papel arrugado de la mochila.
-si es Emilia, me marcho
-no, ahora no
-dámelo, quiero leerlo yo
-pero no vayas a gritar...
-prometo.

2 comentarios:

hada asesina dijo...

alarma! las fuerzas cibernéticas han eliminado, robado o secuestrado el 4/4 +1 de 2. Muero de rabia. Habrá que esperar a que me lo regresen

hada asesina dijo...

que pasa? sigues vivo? tu llegada?