martes, 19 de enero de 2010

igual que diario

-Hermanito, he dejado de reconocer las ciudades misteriosas. Ahora se me complica tanto caminar por cualquier calle, ¡tanto como nunca!, y tú más que yo sabes que no han pasado tantos tragos desde esos días en que nos podíamos esconder por semanas con la gente... refugiar el sueño en algún departamento de mujer poesía.
-Otra de tus angustias de adolescente acabado.. mmm, ¿cómo te decía ella?
-Sabe... ¿ella quién?
-¡Sí!, erán tus crisis y mis niñerías, algo así...
-No es igual. Ahora las ciudades me rompen las rodillas.
-Güey, llevas diez años con las rodillas rotas y no me vengas con eso de la edad y los güisquis, los dos podemos recitar el discurso de los diecitantos por días... y aquí entre nos, ya ni pa' ligar sirve.
-Ya sé, pero no, no es eso... son más los abandonos que los años de yeso literario... y mi hija.
-¿Y su novela?
-Igual
-¿Igual, igual?, la última vez que pregunté la estabas empezando...
-Igual, lo mismo.

2 comentarios:

CarloZ dijo...

...Y ese es el problema, viejo.

El polvo que se acumula no es el mejor... A darle, primo.

pepe dijo...

imposible de pesado, sen, el polvo. necesito una vuelta por los errores cometidos.
A saber, soy admirador anónimo, uno de más! (felicidades!)